Cuando ya se
empiezan a ver los primeros vientos fríos del invierno, la rana segrega su
propio anticongelante para impedir helarse por completo. El flujo sanguíneo
empieza a llenar de glucosa (un anticongelante natural) todas las células del
anfibio e inmediatamente la sangre se congela hasta llegar al corazón, el cual
pasa a un estado de crionización.
Al acabar el
invierno unas fibras alrededor del corazón de la rana empiezan a cargarse de
electricidad estática y cuando están suficientemente llenas la sueltan de
golpe, provocando lo equivalente a un electroshock que pone en marcha el
corazón. Esto hace que el proceso se invierta y la rana sea, de nuevo, un ser
vivo con completa funcionalidad”.
Pues en Valtablao, donde Dani tiene una casa, las ranas se congelan en invierno y no está en Canadá, no, está aquí cerca, en Cuenca.
Dani nos lo contó un lunes en el corro, al regreso del fin de semana, y nos dejó con la boca abierta porque ningun@ lo sabíamos. Ni siquiera hemos encontrado en google testimonio de semejante hecho fuera del Norte de América.
Pues en Valtablao, donde Dani tiene una casa, las ranas se congelan en invierno y no está en Canadá, no, está aquí cerca, en Cuenca.
Dani nos lo contó un lunes en el corro, al regreso del fin de semana, y nos dejó con la boca abierta porque ningun@ lo sabíamos. Ni siquiera hemos encontrado en google testimonio de semejante hecho fuera del Norte de América.
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