El último día de cole, cuando aún eramos monstruos, los duendes vinieron a visitarnos para darnos la bienvenida a nuestra nueva clase. Al volver del jardín nos encontramos con este círculo de luz, mágico, en el que sucedieron cosas mágicas, porque los duendes tienen el poder de convertir los momentos felices en mágicos.
Entramos muy despacito para no asustarlos y nos sentamos en el círculo. Al lado de la luz había una cajita dorada que contenía una carta de presentación de los duendes y las hadas, una gema de cristal y un lápiz, con goma de borrar. También un pequeño sobrecito con un papelito en el que estaba escrito un conjuro con el que convertimos nuestra gema de cristal en un talismán de buena suerte.
Como nos dijeron los duendes, este verano hemos escrito un diario en el que les hemos ido contando cosas nuestras para ir conociéndonos.
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